Al fallecer se inicia el proceso de putrefacción, por el que se irán descomponiendo los elementos más complejos del organismo, hasta que este queda reducido a un esqueleto.
Todo comienza con la denominada fase fresca, en la que el cuerpo irá cambiando de color por la acción de unas bacterias que ya han comenzado a alimentarse de las partes blandas, indica Muy Interesante.
Cuando son perceptibles los primeros signos de hinchazón en el abdomen, empieza otra etapa.
Esto se debe a los gases que surgen durante la descomposición y a la acción de los insectos necrófagos, que depositan sus larvas en las cavidades corporales.
En este sentido, un mayor número de heridas permite la entrada de más de ellos, lo que acelera el proceso.
Al poco tiempo, el cadáver se abre en varias zonas, de modo que escapan del mismo los citados gases y un característico olor que atrae a más insectos.
Para entonces, el finado ya ha perdido el 80 % de su peso inicial. A continuación, se darán dos etapas más, denominadas de posputrefacción y esqueletización.
No es igual para todos
El tiempo que un cuerpo tarda en pasar por todas ellas depende de varios factores, como la complexión de la persona o el lugar donde se da la descomposición.
Por ejemplo, puede mantenerse casi intacto durante el invierno y esqueletizarse casi por completo en dos semanas de calor sofocante.
Además, la acción del sol y el viento tiende a momificarlo; y cuanto más profundamente se entierra al fallecido, más tarda en arrancar el proceso.
También, un cadáver obeso se reduce a huesos mucho más rápido que uno delgado, por la mayor presencia de grasa.
Todo comienza con la denominada fase fresca, en la que el cuerpo irá cambiando de color por la acción de unas bacterias que ya han comenzado a alimentarse de las partes blandas, indica Muy Interesante.
Cuando son perceptibles los primeros signos de hinchazón en el abdomen, empieza otra etapa.
Esto se debe a los gases que surgen durante la descomposición y a la acción de los insectos necrófagos, que depositan sus larvas en las cavidades corporales.
En este sentido, un mayor número de heridas permite la entrada de más de ellos, lo que acelera el proceso.
Al poco tiempo, el cadáver se abre en varias zonas, de modo que escapan del mismo los citados gases y un característico olor que atrae a más insectos.
Para entonces, el finado ya ha perdido el 80 % de su peso inicial. A continuación, se darán dos etapas más, denominadas de posputrefacción y esqueletización.
No es igual para todos
El tiempo que un cuerpo tarda en pasar por todas ellas depende de varios factores, como la complexión de la persona o el lugar donde se da la descomposición.
Por ejemplo, puede mantenerse casi intacto durante el invierno y esqueletizarse casi por completo en dos semanas de calor sofocante.
Además, la acción del sol y el viento tiende a momificarlo; y cuanto más profundamente se entierra al fallecido, más tarda en arrancar el proceso.
También, un cadáver obeso se reduce a huesos mucho más rápido que uno delgado, por la mayor presencia de grasa.
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