1. Embates dolorosos VS toques suaves y estimulación
Mientras que cualquier actriz fuera de un set de peli porno -que sea penetrada a empujones de cadera y de buenas a primeras- sabe que al otro día no podrá sentarse y que es casi una certeza que no llegará al orgasmo, un hombre cree (porque así se lo enseñó el porno) que cuanto más fuerza y fiereza aplique a sus penetraciones, más placer da y recibe.
Clave:
Utiliza lubricante, para hacer más intensas las sensaciones. Ejerce penetraciones lentas a diversos ritmos y profundidades, comenzando siempre de menos a más.
2. Contacto entre congéneres objetivizadas VS por lúdica experimentación
La experiencia sexual entre dos mujeres es uno de los ingredientes que más excitan a los hombres, y por ello desde los primeros cortos eróticos de finales del siglo XIX fue un arma de venta. No obstante, para la perspectiva tradicional, dichas féminas son una herramienta para la excitación masculina, potenciadoras de su virilidad (por ello el contacto entre hombres es limitadísimo en el mercado heterosexual).
De esta manera, el fem-porn las sitúa como seres abiertos a expresar su erotismo en un goce de caricias y toques explorando su femineidad.
3. Fantasía injustificada VS lógica
Mientras que la mente femenina necesita justificar la fantasía: realismo y una historia lógica que la lleve al encuentro, pues no importa si es por amor o lujuria, siempre debe haber causas y efectos; para la del hombre, basta ser un plomero que se encuentra con un ama de casa con poca ropa que de la nada se lanza hambrienta sobre su pene. No importa cómo se dio, lo importante es que ya está ‘dándole’. Y es por esto que los guiones del fem-porn se enriquecen con argumentos.
Por otra parte, además del contexto también es muy importante la ejecución. De acuerdo con la escritora y realizadora de filmes eróticos, Erika Lust, necesitamos congruencia. Si en el viejo porno, el sexo oral a un hombre podía durar horas sin que la mujer se cansara o ella, en segundos, llegaba al orgasmo por arte de magia sólo porque él la penetraba, nalgueaba o hablaba sucio, “en la práctica sabemos que es irreal. Queremos ver algo que nos puede suceder”.
Otras pornomentiras del estilo clásico y su realidad
• Pornomentira: Penes enormes, grandes amantes
Realidad: El órgano que nos llena de placer es el clítoris (y la terminal interna o zona G) donde el tamaño del pene no es necesario
• Pornomentira: La penetración la llevará al orgasmo
Con penetración simple, sólo el 30% de las mujeres a nivel global llegan al clímax.
• Pornomentira: La eyaculación femenina depende del performance del pene o del sexo oral.
El potencial eyaculatorio de una mujer depende del estímulo y sensibilización de las glándulas de Skene, imposibles de ser tocadas por el pene. Su vía es manual, en la pared anterior de la vagina.
• Pornomentirna: Puedes saltar de un ‘orificio a otro’
Se necesita preparación y dilatación previas de los músculos radiados del ano. Se debe usar una muy buena cantidad de lubricante con base de silicona, de preferencia para evitar romper los vasos sanguíneos y utilizar un condón para impedir el contacto con las bacterias fecales.
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