Este es el caso de los “BEK” o “niños de los ojos negros”, una leyenda urbana que se ha popularizado mucho en estos días y de cuyo concepto se han aprovechado escritores y artistas para crear obras inquietantes. El primero en hablar de ellos y quien popularizó la supuesta existencia de estos “niños”, fue el reportero Brian Bethel, quien hizo llegar el concepto a miles de personas cuando en 1996 escribió sobre el encuentro que tuvo con ellos.
Bethel asegura en sus escritos que se encontraba estacionado afuera de un teatro para aprovechar la luz que llegaba de la marquesina, cuando se le acercaron dos niños que, pensó, sólo venían a pedir dinero. Todo sucedió con naturalidad al principio: bajó el vidrio del carro para darles un poco de cambio, pero de pronto, una sensación terrible se apoderó de él, aunque no supo identificar qué era.
Uno de los niños le pidió que los acercara a su casa, pues querían ver una película y habían dejado el dinero ahí. Berthel quedó pasmado cuando se encontró con la mirada de esos dos seres cuyos ojos no tenían otro color que no fuera el del vacío: negro donde deberían estar las pupilas, el iris, la zona blanca que le otorga a los ojos su humanidad. El mismo niño que pidió subir al carro se percató del miedo que sentía el hombre, así que intentó calmarlo, pero eso sólo logró asustarlo más. ¿Cómo se habían percatado de lo que sentía y lo que estaba pensando si apenas había dicho palabra?
Esta historia se popularizó tanto que abrió paso a múltiples creepypastas y aficionados, como fue el caso de Slenderman, ese extraño ser de otra dimensión con la figura de un hombre alto y delgado, pero sin rostro. Esta clase de cosas siempre van a tener algo que atrapa a la vez que espanta de una manera en que no podemos explicar… tal vez sea justamente por eso que nos hagan sentir miedo: porque hay “algo” que no cuadra en todo lo demás que parece ser normal. ¿Qué tendrían de extraño dos niños que te piden un favor? Nada… sólo son sus ojos. Es lo único que resalta del resto del normal panorama. Y es eso lo que le otorga relevancia a la historia.
No importa en qué circunstancias aparezcan, hay cuatro características que siempre se manifiestan con la presencia de estos “niños de los ojos negros” o “BEK” (Black Eyed Kids), como les llaman en inglés:
1.- Siempre aparecen en parejas.
2.- La oposición a sus peticiones los hace volverse más insistentes y agresivos.
3.- Pueden saber lo que estás pensando.
4.- Una ineludible sensación de terror se apodera de ti en su presencia.
Si estos “niños de los ojos negros” son demonios, vampiros, alienígenas o una simple leyenda urbana más, lo cierto es que escuchar sobre este tipo de seres puede ponerte la piel de gallina, sobre todo cuando te das cuenta de que no entran en ninguna definición como tal. Es normal que el ser humano quiera otorgarle a todo una etiqueta, pues no hay nada que dé más miedo que lo que no se puede clasificar.
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