Esas
nuestras noches se hacían frías y aún eternas,
y podía sentir tus manos recorriendo mi cuerpo,
deslizándose en mis campos y desiertos tristes,
todavía mis sabanas satinadas conservan tu aroma.
Observando los dos entre el placer y el amor,
moldeando nuestra esencia en la oscuridad,
nuestros cuerpos se fundían en un inmenso mar,
de caricias vertidas y sedientas de nuestro ser.
Nos alimentamos vorazmente en medio de la distancia,
y de nuestro insomnio donde tomados de la mano,
la noche nos acompaña y juntos vemos el amanecer,
esas noches nuestras fieles compañeras y eternas cómplices.
Estás vivencias jamás vividas y ahora narradas,
de estos nuestros encuentros furtivos y eternos,
de dos enamorado que viven el amor verdadero,
esa nuestra noche se hacía fría y aún eterna.
Y todavía siento tu presencia y tu respiración,
bebiendo de ti el néctar de los ángeles,
una caricia, un beso y abrazos que van y vienen,
para que contar lo que solo nuestros cuerpos;
esa noche conocieron, vivieron y entregaron.
Y esa noche la luna, que se colaba entre la cortinas,
esperando asomarse el sol, despertando el sueño vivido
es otro día más en nuestras vidas que siempre recordaremos,
es otra noche más que siempre llevaremos en la piel,
Sola, entre mis sabanas satinadas aún conservo tu aroma.
y podía sentir tus manos recorriendo mi cuerpo,
deslizándose en mis campos y desiertos tristes,
todavía mis sabanas satinadas conservan tu aroma.
Observando los dos entre el placer y el amor,
moldeando nuestra esencia en la oscuridad,
nuestros cuerpos se fundían en un inmenso mar,
de caricias vertidas y sedientas de nuestro ser.
Nos alimentamos vorazmente en medio de la distancia,
y de nuestro insomnio donde tomados de la mano,
la noche nos acompaña y juntos vemos el amanecer,
esas noches nuestras fieles compañeras y eternas cómplices.
Estás vivencias jamás vividas y ahora narradas,
de estos nuestros encuentros furtivos y eternos,
de dos enamorado que viven el amor verdadero,
esa nuestra noche se hacía fría y aún eterna.
Y todavía siento tu presencia y tu respiración,
bebiendo de ti el néctar de los ángeles,
una caricia, un beso y abrazos que van y vienen,
para que contar lo que solo nuestros cuerpos;
esa noche conocieron, vivieron y entregaron.
Y esa noche la luna, que se colaba entre la cortinas,
esperando asomarse el sol, despertando el sueño vivido
es otro día más en nuestras vidas que siempre recordaremos,
es otra noche más que siempre llevaremos en la piel,
Sola, entre mis sabanas satinadas aún conservo tu aroma.
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