Ni siquiera tengo que escribir un borrador y leerlo; a decir verdad, lo único que necesito es cerrar los ojos y recordarte.
Recordar la forma en que deseaba tanto conocer tu mirada, reflejarme en tu sonrisa, dibujar fantasías con tus labios,... hacer aparecer esos hoyuelos en tus mejillas.
Ni siquiera tengo que escribir o leer algo cuando sólo me basta cerrar los ojos para pensarte, para acordarme de la forma en que me hacía sentir y latir el tenerte cerca, el tomar tu mano, el saberte ahí en ese instante perfecto y haciéndome sentir la eternidad en tan sólo una mirada.
Por eso la noche es perfecta, porque es en ella donde he aprendido que no hay distancia, que podemos detener el tiempo; porque sin ser intención ni tampoco casualidad sencillamente sucedimos y aún tenemos vida y tiempo suficiente para saber si algún día seremos reales o si seguiremos siendo tan sólo un sueño del que despertaremos cada noche en camas diferentes y entre insomios compartidos.
Para ti mi amor...
Para ti mi amor...
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