Para ese día de visita a la
casa de Álex, un viejo amigo de mi novio y mío, estábamos cumpliendo un año y
medio de estar juntos. La relación se encontraba en lo mejor y podíamos estar
seguros de amarnos locamente. Mi novio se llama Christian y yo Lorena, y…
Lo último que supimos de
aquel amigo a quien íbamos a visitar fue de que estaba viviendo en un apartamento
con un amigo suyo y su hermano, pero nunca me imagine que aquel amigo de Álex
estuviera tan rico ni que mucho menos me fuera a encantar de tal forma, tanto…
que me hiciera dudar del lindo sentimiento hacia mi novio; ya íbamos entrando
en el apartamento, le vi… Y era un tipo de unos ojazos negros y cabello también
negro oscurísimo, de una risa espectacular, alto, acuerpado y de una voz
celestial, acompañada de un perfil muy masculino.
Lo primero que pensé cuando
lo vi fue: “qué bueno que estás, papacito rico”-creo que hasta llegué a
expresárselo con la mirada cuando se presento de mano conmigo, me dijo-”Julián Andrés,
mucho gusto”-me miró de arriba a abajo y repitió esa mirada de inversa, la
verdad me desarmo, sentí que acababa de conocer a un hombresote que se había caído de los cielos, o
que de pronto salía de los mismos infiernos; que tentación mas grande, pero que
sensación tan rica sentía mi cuerpo nada mas con escucharlo, en toda la noche
no hacía otra cosa más que escuchar esa voz tan seductora y esa risa pícara que
me hacían pensar en hacerle el amor algún día…
Pero la noche nos avisaba a
mi novio y a mí a que ya era hora de partir, nos despedimos de cada uno, pero a
él lo mire y le dije-”adiós”-guiñándole los ojos y mostrándole mi linda
sonrisa, algo de lo que mi novio se percato.
Conforme pasaron
los días, solo me la pasaba pensando a Julián Andrés y en las únicas palabras
que compartimos… su nombre, cada vez que lo pensaba sentía como si él me dijera
al oído su nombre, seria exquisito hacerle el amor, pero… había un pero… mi
novio, ese hombre que me cautivo después de haberme cansado de tantas
travesurillas y de tantas noches de rumba en las calles de New York y Miami,
que hacía yo, la chica de miles de conquistas de un solo amor cuyo nombre era
Christian, pensando y deseando de nuevo esos aires de libertad para acabar en
una cama con un nuevo amigo de mi novio.
Si de verdad amaba
a mi novio, que hacia deseando a otro en silencio? fue ahí cuando me propuse no
pensar más en Julián, pero en ese mismo instante, después de mi resolución
cuando me dirigía al baño sonó mi teléfono, lo conteste con rapidez y era él,
el chico de la voz sensual, Julián…me pregunto con tono de curiosidad:
-”hola, con quien tengo el gusto de hablar?”- su voz era inconfundible, pensé en
colgar el teléfono, pero seria ridículo, que pensaría si se llegase a dar
cuenta que era yo?-”hablas con Lorena, con quien hablo?”-aun sabiendo quien
era-”con Julián Andrés”-me mordí los labios y cerré mis ojos recordando cuando
lo vi por primera vez,-”hola, como estas?, y eso que llamas?, como conseguiste
mi teléfono?”-le respondí efusivamente, pero en tono suave-”solo quería saludar
a tu novio, el mismo me dijo que en caso tal que no contestara el celular lo podía
llamar a tu casa… por que, no te gusta que llame a tu casa?”-le dije:”no como
se te ocurre, el caso es que el no está, y no creo que venga hoy”- a pesar que
le dije que mi novio no se encontraba en casa seguimos hablando de otras cosas,
ya que me había propuesto pues que entonces habláramos los dos un rato hasta
que Christian llegara, me pareció un muchacho inteligente, agradable, y muy
cariñoso dado a la forma en cómo me hablaba o respondía de buena forma en mis
conversaciones.
En un ir y venir de
palabras me dijo: “no sé si te agrade que te diga algo, pero con todo respeto a
tu novio, me pareces una chica espectacular con un par de senos y piernas muy
bien puestas, perdóname, pero no sabes cuánto me gustaría haber tenido una
novia como tú, no solo por tu físico, si no por tu simpatía y disculpa si te
ofendo, pero me dijo Alex que eras una chica de mente muy abierta”-Al escuchar
esas palabras, me dieron escalofríos, no sabía que decir, me puse nerviosa,
pero mis nervios no me ganaron y le respondí-”bueno la verdad me siento alagada
que un hombre como tú me diga eso, pero no me sorprende, ya que me lo han dicho
muchas veces. Tratándome de hacer la interesante, seguí diciendo, lastima…” -el
respondió ansiosamente-”que te da lástima?”-”nada”-respondí arrepentida, tratando
de evitar más palabras le dije que cuando llegara mi novio le diría que lo
llamase de inmediato y di por concluida la conversación donde aquel hombre que
me movía tanto el piso me había confesado que le parecían atractivas mis
piernas y mis senos.
Pasaron los días y
cada vez mi novio y yo nos hacíamos mas amigos de Julián, Christian lo invitaba
los fines de semana a tomar y escuchar música o a veces íbamos a un billar muy
lujoso cerca de Manhattan, donde Christian me enseñaba a jugar mientras yo con
mis escote le enseñaba a Julián el nacimiento de mis grandes y redondos senos,
con los cuales Julián jugaba con la mirada perdida entre ellos. No lo voy a
negar vivía seduciendo, sin que mi novio se diera cuenta, a Julián. Me ponía mi
ropa más sexy cuando sabía que vendría con nosotros, lo miraba de arriba a
abajo cada vez que se juntaban mis ojos con los de él.
Él lo sabía, me encantaba,
se lo demostraba, mas no se lo decía, un día que estaba en mi casa sentado en
el sillón frente al mío, lo notaba más nervioso al saberse un poco embriagado y
frente a mí, me miraba las piernas que tenía yo cruzadas con una corta falda
negra que casi mostraba todo lo que el quería ver, de repente mire a mi novio
que se levantaba borracho del otro sofá y dijo que iba adormir por qué no podía
mas de la embriaguez.
Era el momento, nos
miramos, nos dijimos entre miradas… HAGÁMOSLO, acércate a mi…decidí darle gusto
a su mirada furtiva, abrí mis piernas delicadamente, para que viera lo lindo
que tenia para él esa noche, cortes invitación, me reí de él y asentí con mi
cabeza para que viniera, me miro y me dijo con su sonrisa picarona…”que
quieres?”, le respondí… “averígualo…”
Julián se paro, y
vino hacia mi lado se sentó y empezó a hablarme al odio… “me encantas”-”me
estas volviendo loco, no sabes cuánto me he pasado las noches en vela, pensándote,
deseándote, me quiebras hasta los huesos”-me decía mientras pasaba sus labios
por mi cuello y oreja izquierda, sus manos eran inquietas y mis ojos cerrados hacían
que mi pensamiento siguiera cada roce de sus manos locas por mis piernas las tocaba
en mis rodillas circularmente y subía de arriba a abajo, me sentía quemar, necesitaba
que me diera dedo, quería que hiciera de mi lo que quisiera.
Le dije… “no sé si
sea pecado hacerte el amor ahora mismo, pues pecaré toda la noche”-le pedía
susurrando que me tocara, mientras me ponía encima de él sentada, de repente sentí
como pasaba su mano por mi sexo y como alzaba con sus dedos las partes
laterales de mi tanga poco a poco fue tocándome suavemente hasta que me dio un
dedo, luego a medida que avanzaba en velocidad metía mas, luego tres, estaba
loca, insaciable, el solo cerraba los ojos y yo lo veía sudando, frenético, su
colonia Jean Paul, me invito a que explorara su cuerpo le quite su ropa
mientras me daba dedo como nadie, le desabroche la camisa luego me quite y le
quite su pantalón, vi su miembro grueso y duro escondido en un calzoncillo
blanco-”hay que rico”- le dije pícaramente-”que vas hacer?”-pregunto mientras
tocaba mi cabeza, solo baje sus calzoncillos y bese primero solo con mis labios
la cabeza de su pene, chupándosela, mientras acariciaba sus testículos, el
alzaba sus caderas de la emoción, no sabía que hacer conmigo y yo no reconocía
si era el infierno o el mismo cielo, pero le di una mamada en la cual el disfrutó
como loco cuando entraba su pene en mi boca y lo sacaba con rapidez.
Me quitó la blusa
al pararme, hizo lo mismo con mis sostén, me lamia mis senos redondos y grandes
mientras me alzaba la falda y me quita mi tanga ya que estaba parada, a veces
apretaba su cara entre mis senos y él me miraba con esos ojos que me
enloquecieron desde que lo vi, me abrió las piernas y me puso encima de él, sentí
su miembro mojadísimo y aun parado y fuerte, que rastrillaba mi vagina de
arriba a abajo, estaba mojadísima, a punto de venirme, le dije ya enloquecida
del todo-”métemela, métemela”- suavemente me la metió mientras me miraba con
esos ojos y me decía silenciosamente esa boca-”te voy a comer toda, tu dime
como quieres”-empecé a moverme circularmente, de arriba a abajo, vertical y
horizontalmente, apretaba su sudoroso cuerpo contra mis pechos y me enloquecía
sentir su desquiciada respiración en mi cuello y cara, me daba nalgaditas en mi
culo, y me decía -”que buenas nalgas tienes, mami”- me sentía una diva, una
diosa…
Se vino, no alcanzó
ni a quitarse de la emoción, sentí su liquido hirviente dentro de mí, seguí moviéndome,
esta vez el acostado y yo encima, me movía suavemente de arriba a abajo, sentía
una sensación increíble al saber de todavía su erecto pene acariciando mis
paredes, me sentía fuera de sí pero no quería acelerar mis movimientos, quería
mas y mas, mis latidos se aceleraban, mi pulso no daba más, lo mordí queriendo
ahogar mi frenética pasión en esos momentos, quería mas y mas y mas hasta que
mire sus ojos y en un rico sentir de sus labios contra los míos sentí que me
vine. descanse alrededor de 10 minutos sobre su pecho y luego me pare fui al
baño me vestí y le di un beso, antes de decirle que me ni siquiera nos habíamos
percatado que mi novio estaba en el cuarto durmiendo mientras nos revolcábamos
los dos,
-Me dijo:”Lo
importante fue que nos encantó, ojalá se siga repitiendo mis encuentros contigo
y las borracheras de tu novio”.
Hasta hoy seguimos revolcándonos
cada vez que podemos, y no sé por qué, mis sentimientos de culpa se acabaron después
de esa noche loca.
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