Te he reconocido otra vez entre los
hombres
Eras aquél que me tejió estrellas en
el pelo
Y tatuó el alba en mi oído susurrando
almíbares
Jadeando para llegar a mi frontera
Esperando mis ascensiones a la luna.
Te he acogido de nuevo en el silencio
de mi hondura
Y viniste a mí, hombre sin tiempo
Porque soy tu otra mitad en el espejo
Has regresado a mi historial errante.
Tus manos recorrieron por enésima vez
Mis cavidades sembradas de tus sales
De tus moluscos tenues y tus sutiles
gotas
De tus dorados cordones de mar y
algas
Entre las sábanas furtivas,
yo te he reconocido mío,
tan mío como mi propia alma.
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