No es por dar malas noticias o ser aguafiestas, pero es súper importante que estés 100% segura de dar ese nuevo paso con tu pareja.
Independientemente de cuánto te guste o cuánto amor haya en la relacióln, si existen estas señales de alerta, lo mejor sería ponerles solución antes de que sea demasiado tarde.
Se aplican la ley del hielo:
Es una mala señal que, cuando una pareja discute, simplemente dejen de hablarse. Claro, las peleas son saludables en una relación, pero cuando se convierten en algo demasiado serio regularmente y luego se aplican la ley del hielo, obviamente no solucionarán sus problemas.
Su vida sexual es pésima:
Esto parece obvio. La gente puede vivir sin sexo, es verdad, pero también es verdad que somos criaturas humanas y nuestro deseo natural es tener relaciones sexuales. Y no es que toda relación sin sexo no pueda tener éxito, pero este factor ha sido predominante en muchos divorcios.
Tienen muy poco en común:
Aunque es verdad que polos opuestos se atraen, no deberías asumir que las cualidades de las que te enamoraste van a mantener tu matrimonio. Por ejemplo, si uno de ustedes 2 ama las fiestas, y el otro ama los libros, será muy difícil encontrar un punto intermedio.
Sus carreras vienen antes que la familia:
Puede ser un problema cuando uno de los 2 siempre antepone su carrera ante su pareja. Y sin importar qué tanto lo han discutido y llegado a un acuerdo, siempre será un problema que creará resentimiento, decepción y arrepentimiento.
No respetan el lenguaje del amor del otro:
Conocer el lenguaje del amor de tu pareja, estar al tanto de él y apreciarlo es crucial para un matrimonio saludable. Y es que aunque haya amor en la relación, si uno de los 2 se siente poco amado a falta de palabras bonitas, obviamente se creará resentimiento.
No son honestos con respecto al dinero:
Un matrimonio es una complicidad entre pareja. Cuando sus finanzas se dividen, será fácil que el otro gaste de más en muchísimas cosas.
Y no es que deban juntar su dinero, pero si no hay transparencia en este aspecto, será imposible no acarrear problemas de frustración.
Nunca pelean: Suena contraproducente, ¿no? Muchos esposos tienden a evitar situaciones incómodas y problemas al disfrazar la verdad o ignorar los problemas.
Esto no es bueno, sino que, a largo plazo, resultará en resentimiento y represión de sentimientos. Tu pareja debe ser tu mejor amiga, confidente y amante.
¿Por qué no hacer lo mejor de uno mismo para resolver los problemas?
Independientemente de cuánto te guste o cuánto amor haya en la relacióln, si existen estas señales de alerta, lo mejor sería ponerles solución antes de que sea demasiado tarde.
Se aplican la ley del hielo:
Es una mala señal que, cuando una pareja discute, simplemente dejen de hablarse. Claro, las peleas son saludables en una relación, pero cuando se convierten en algo demasiado serio regularmente y luego se aplican la ley del hielo, obviamente no solucionarán sus problemas.
Su vida sexual es pésima:
Esto parece obvio. La gente puede vivir sin sexo, es verdad, pero también es verdad que somos criaturas humanas y nuestro deseo natural es tener relaciones sexuales. Y no es que toda relación sin sexo no pueda tener éxito, pero este factor ha sido predominante en muchos divorcios.
Tienen muy poco en común:
Aunque es verdad que polos opuestos se atraen, no deberías asumir que las cualidades de las que te enamoraste van a mantener tu matrimonio. Por ejemplo, si uno de ustedes 2 ama las fiestas, y el otro ama los libros, será muy difícil encontrar un punto intermedio.
Sus carreras vienen antes que la familia:
Puede ser un problema cuando uno de los 2 siempre antepone su carrera ante su pareja. Y sin importar qué tanto lo han discutido y llegado a un acuerdo, siempre será un problema que creará resentimiento, decepción y arrepentimiento.
No respetan el lenguaje del amor del otro:
Conocer el lenguaje del amor de tu pareja, estar al tanto de él y apreciarlo es crucial para un matrimonio saludable. Y es que aunque haya amor en la relación, si uno de los 2 se siente poco amado a falta de palabras bonitas, obviamente se creará resentimiento.
No son honestos con respecto al dinero:
Un matrimonio es una complicidad entre pareja. Cuando sus finanzas se dividen, será fácil que el otro gaste de más en muchísimas cosas.
Y no es que deban juntar su dinero, pero si no hay transparencia en este aspecto, será imposible no acarrear problemas de frustración.
Nunca pelean: Suena contraproducente, ¿no? Muchos esposos tienden a evitar situaciones incómodas y problemas al disfrazar la verdad o ignorar los problemas.
Esto no es bueno, sino que, a largo plazo, resultará en resentimiento y represión de sentimientos. Tu pareja debe ser tu mejor amiga, confidente y amante.
¿Por qué no hacer lo mejor de uno mismo para resolver los problemas?
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