“La cerveza y el yoga son terapias centenarias para el cuerpo, la mente y el alma”. O eso dicen los profesores de BeerYoga, que combinan el saludo al sol con botellines de la bebida espumosa en Berlín, Sydney y Melbourne.
Después de las posturas de la media luna, de la media cobra y de la media pinza, llega la asana de la cerveza entera.
Levanta una pierna, pon la espalda recta y empina el codo en un ángulo de 30º para que el estrés salga y la cerveza entre. Flexiona la rodilla, alza un brazo y coloca la botella sobre tu cabeza. Aguanta 30 segundos y vigila que no se caiga. Expulsa el estrés de tu mente para que la cerveza pueda alcanzar tu alma y sólo entonces bebe.
Emily y Jhula son ambas profesoras certificadas de yoga y se toman muy en serio esta disciplina. Sin embargo, como al final todo se trata de relajarse y liberar tensiones, les pareció una genial idea incorporar tragos de cerveza en cada movimiento.
Y aunque el tándem yoga+cervezas después de las posturas no era nada nuevo, si lo es que todo gire en torno de sujetar la botella de cerveza y beberla. Dice Jhula para ExBerliner que la inspiración le vino del mítico festival Burning Man y por eso planea dar estas clases en otros festivales como Fusion.
Cada sesión dura una hora, tiene un precio de 5 euros y por 6 euros más se incluyen dos cervezas. ¿Será complicado mantener el equilibrio tras “enfiestarse” un poco? ¿Se calentará demasiado la cerveza o por contra se engullirá demasiado rápido? Los misterios del BeerYoga solamente se desvelan a los yoguis cerveceros iniciados. Eso sí, lo del smoga, que combina el tabaco más yoga, no hay quien lo entienda.
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