Las personas que desarrollan habilidades increíbles tras un accidente no son algo exclusivo del cine, existen en la realidad, se les conoce como savants y han maravillado a la ciencia desde hace muchos años. Por una parte, poseen dones muy por encima del promedio en áreas como las matemáticas y la música. Y por otra, presentan dificultades incapacitantes en actividades tan sencillas como relacionarse con los demás. Conoce a nuestro Dream Team de los savants, 11 personas capaces de realizar hazañas increíbles con su cerebro.
El primer científico en diagnosticar la condición de savantismo fue J. Langdon Down, cuyo apellido le dio nombre al síndrome de Down. Solía referirse a los portadores como “idiot savant” (un término en francés que significa “idiota prodigio”), pero con el paso del tiempo el término se volvió políticamente incorrecto.
Stephen Wiltshire, memoria fotográfica.
Este hombre de origen inglés es dueño de una capacidad increíble para dibujar, de memoria, paisajes complejos que sólo ve una vez. Hace algunos años fue condecorado con el título de “miembro de la orden del imperio inglés” por su trabajo y logró hacerse de una exposición permanente en el Royal Opera Arcade, en Londres.
A continuación puedes ver a Stephen usar su don para dibujar la Ciudad de México:
Ellen Boudreaux, la mujer murciélago.
Ellen es una ciudadana estadounidense que padece ceguera y autismo, además posee una capacidad musical maravillosa. Con toda precisión, esta mujer es capaz de decir la hora exacta sin consultar el reloj. También tiene la habilidad para desplazarse sin chocar con los objetos, todo esto empleando un sonido que hace con la boca, similar a la ecolocalización de los murciélagos.
Kim Peek, hombre biblioteca.
Peek nació con una deficiencia mental y sus pruebas de coeficiente intelectual siempre estuvieron por debajo del promedio. Tareas tan sencillas, como abotonarse una camisa, le resultaban imposibles. Por otro lado, a lo largo de su vida este savant estadounidense leyó más de 12 mil libros – y podía recordar cada una de las palabras impresas en ellos. Fue su historia la que inspiró la película Rain Man (1988), que le mereció el Oscar al mejor actor a Dustin Hoffman.
Leslie Lemke, el hombre música.
Las deficiencias congénitas hicieron que los médicos tuvieran que remover los ojos de Lemke, motivo por el que su madre lo abandonó a su suerte. Fue adoptado por una enfermera y a los 16 años demostró que tenía la capacidad de tocar a la perfección cualquier música tras escucharla una sola vez.
Alonzo Clemons, señor 3D.
A los 2 años Clemons cayó de cabeza en el suelo y sufrió daño cerebral. Aquel accidente cambió su vida para siempre: no podía realizar actividades mecánicas simples, pero adquirió la habilidad de esculpir a la perfección cualquier objeto o animal tras verlo una sola ocasión.
Temple Grandin, doctora zoología.
Superando las barreras de su autismo, esta savant estadounidense logró hacerse de una licenciatura en psicología, una maestría en zoología y un doctorado en la misma área. Sus innovaciones en el área mejoraron el tratamiento de animales en granjas y mataderos. Cuando era joven, Temple creó una máquina de abrazos que la tranquilizaba en situaciones estresantes.
Henriett Seth, la súper artista.
A lo largo de su vida, la autista húngara Henriett mostró habilidades excepcionales en literatura, música y pintura. Aunque ganó diversos premios por su trayectoria, ninguna de esas áreas la atrapó demasiado tiempo. Cuando tenía 13 años abandonó la pintura, a los 25 dejó la escritura creativa y la pintura a los 27.
John Nash, el rey de las matemáticas.
Sufría de esquizofrenia pero su enfermedad no le impidió que tuviera una carrera excepcional. Profundizó en áreas como la geometría diferencial, teoría de juegos y ecuaciones diferenciales parciales, trabajó para la Universidad de Princeton y sirvió de inspiración para la película Una mente brillante (2001).
Daniel Tammet, capitán Pi.
Quizá conozcas el valor del número Pi hasta 3.1416, pero este autista puede recitar más de 22,000 dígitos de este número. Padece sinestesia, una condición que lo hace “sentir” cada número hasta 10,000 con una forma, textura y color único. Además es políglota: aprendió a hablar islandés en una semana y se desenvuelve bien en otros 10 idiomas.
Jason Padgett, visión numérica.
Durante un asalto del que fue víctima, Padgett recibió varios golpes en la cabeza. No sólo sobrevivió al atentado sino que adquirió una habilidad para ver matemáticas en todo. “Cada árbol, curva o espiral es parte de una ecuación”, dice. En YT tiene un canal donde puedes verlo generando diagramas y fractales complejos.
Jedediah Buxton, calculadora humana.
Significó uno de los primeros y más famosos casos de savantismo. Era capaz de hacer cálculos con números de hasta 39 cifras y midió con precisión la extensión del pueblo donde vivía simplemente caminando a través de él. Se hizo tan famoso que le apodaron la “calculadora humana”.
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