¿Qué hay en un trabajo creativo como una pintura, una canción o una poesía que nos produce un sentimiento de admiración? ¿Se trata de la emoción de estar frente a algo novedoso, algo diferente, algo que el artista percibió y nosotros fuimos incapaces de ver?
Como decía Pablo Picasso: “muchos vieron las cosas como son y preguntaron el porqué. Yo vi lo que podían ser y pregunté: ¿porqué no?”. El concepto central de la creatividad se encuentra en la idea de que algunos individuos divisan más posibilidades que otros.
Frecuentemente, la psicología mide la creatividad a través de diversas tareas. Por ejemplo, es común que los psicólogos te soliciten que le otorgues tantas funciones como sea posible a objetos banales, como un ladrillo. Aquellas personas que logran ver diversas funcionalidades para un ladrillo (como un ataúd para un funeral ficticio de una Barbie) se consideran más creativas que aquellas personas que sólo consiguen pensar en los usos regulares del objeto (como construir un muro).
Tendencia a la apertura.
Ese aspecto de nuestra personalidad que parece guiar nuestro lado creativo se conoce como “openess to experience” (apertura a las experiencias, o simplemente tendencia a la apertura). Entre los 5 principales rasgos de la personalidad, la capacidad de apertura es la que mejor determina el desempeño de los individuos en tareas intelectuales. También predice los éxitos creativos en el mundo real así como el compromiso con las tareas rutinarias.
En la obra Wired to Create, los autores Scott Kaufman y Carolyn Grecoire afirman que la creatividad de los individuos con apertura proviene de “un impulso para la exploración cognitiva del mundo interior y exterior de una persona”.
Esa curiosidad por analizar las cosas desde diferentes puntos de vista puede llevar a las personas a alcanzar un nivel mayor de apertura para ver mucho más allá que el promedio o, como señaló otro equipo de investigadores, a descubrir “posibilidades complejas dormidas en los llamados ambientes familiares”.
Una visión creativa.
En una investigación, publicada en el Journal of Research in Personality, se concluyó que las personas con mayor apertura no sólo poseen perspectivas diferentes de la vida; sino que en realidad ven las cosas de forma distinta a los individuos en general.
Se procuró poner a prueba la forma en que la tendencia a la apertura está relacionada a un fenómeno de percepción visual conocido como rivalidad binocular. Este fenómeno sucede cuando dos imágenes distintas son presentadas a cada ojo en momentos simultáneos, como una estampa con el fondo rojo para el ojo derecho y una con el fondo verde para el ojo izquierdo.
Para los observadores, estas imágenes parecían saltar incesantemente de un lado a otro. En determinado momento, sólo el verde podía verse, mientras que al instante siguiente destacaba el rojo – como si los estímulos estuvieran rivalizando.
Solución creativa.
Sin embargo, lo más intrigante fue el hecho de que algunos participantes del estudio observaron una combinación fundida o mezclada de ambas imágenes. Esos momentos de “suspensión de la rivalidad”, cuando las estampas se volvieron conscientemente accesibles al mismo tiempo, se parecen, en su mayoría, a una solución “creativa” al problema presentado por los estímulos incompatibles.
A través de una serie de experimentos, se concluyó que las personas con mayor apertura ven las imágenes mezcladas o fundidas durante períodos más largos que el resto de los participantes analizados. Además, informaron haberlas visto durante más tiempo cuando atravesaban un estado positivo de humor, similar a aquellos que, casualmente, impulsan la creatividad.
Estos estudios apuntan a que las tendencias creativas se extienden a través de toda la percepción visual básica. Las personas con una mayor apertura pueden tener experiencias visuales fundamentalmente distintas a la población en general.
Ver aquello que los demás no pueden.
Otro fenómeno muy conocido de percepción se conoce como “ceguera no intencional”. Un individuo experimenta este fenómeno cuando está tan concentrado en una sola tarea que falla completamente al ver cualquier otra cosa frente a sus ojos.
En un experimento muy conocido de esta falla de percepción, se solicita a los internautas observar un video corto de personas pasándose una pelota de baloncesto unas a otras. La tarea consiste en acompañar el balón y contar el número total de pases entre jugadores vestidos de blanco. Puedes intentarlo antes de seguir con la lectura y saber de qué se trata:
Durante el desarrollo del video una persona vestida de gorila aparece en escena, camina un momento, se golpea el pecho y finalmente sale de la escena. ¿Pudiste verlo? Si no fue así, no estás solo. Casi la mitad de los 192 participantes en el estudio original no pudieron ver al hombre disfrazado de gorila.
Es un tema de personalidad.
¿Pero, porqué algunas personas experimentan la ceguera no intencional en este estudio y otras no? La respuesta a esta pregunta proviene de un estudio de segumiento, donde se concluyó que la inclinación a dicho estado de ceguera depende de la personalidad de cada individuo: las personas con tendencia a la apertura son más propensas a ver al gorila en el video.
Otra vez, se puede considerar que la información visual se rompe en la percepción consciente de las personas más abiertas – ellos ven cosas que, para muchos, desaparecen en la escena. Confirmando la idea de que los viajes amplían la mentalidad, también se constató que la tendencia a la apertura es mayor en estudiantes que deciden asistir a instituciones de enseñanza en el extranjero.
Sin embargo, el estudio hace énfasis en que esto no marca una diferencia entre las personas en el sentido de mejores o peores. Simplemente se trata de personalidades distintas, con papeles sociales diferentes. Además, advierte que las personas con tendencia a la apertura son más propensas a las alucinaciones, y que existe una relación entre esta apertura y ciertos aspectos de enfermedades mentales.
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