Las redes sociales siempre me
han (y yo se que a muchos), regalado la oportunidad de conocer a gente nueva,
pero no solo amigos virtuales, si no que, pasar del chat solamente a las citas
verdaderas. Yo en especial, gracias a la red que comienza con face y termina en
book; recibí muchas y muy gratas experiencias.
Esa vez, después de un extenso chat con Alex, una chica de 25
anos que era abogada en un bufet de poco renombre, estaba a punto de despedirme
para salir con mis amigos, cuando de pronto ese mensaje cambio el rumbo de
aquella tarde…
“lástima que te vas amigo… me caes súper bien que quisiera
invitarte una cerveza”
Sin dudarlo ni un segundo, respondí que estaba disponible y que
solo dijera la hora y la fecha.
“¿puedes mañana?”
Le confirme y fingí despedirme de ella mientras miraba sus fotos
en los que aparecía muy bella y con un cuerpo de casi una modelo aunque con una
cierta pancita que a ella le lucia de maravilla.
“nos vemos mañana guapo”
Al día siguiente, viernes, fui a la universidad y cancele los
planes que tenia de la acostumbrada salida con mis compañeras de carrera para
ir a casa y darme una manita de gato.
Me afeite la barba, me puse mi mejor camisa y me puse una
abundante cantidad de mi perfume caro, después claro de una ducha para eliminar
el desgaste del día. Me coloque mi reloj bueno y puse en mi cartera dinero y un
par de condones por si había suerte.
A las nueve en punto de la noche estaba en el parque de esa
pequeña ciudad donde Alex vivía, era un pueblito semi-urbano con cierto aroma a
pueblo antiguo, las buganvilias abundantes daban ese toque de elegancia a la
fuente principal.
Escuche el sonar de unos tacones retumbar seguros en el mármol
de aquel parquecillo, se acercaban detrás de mí y un aroma delicioso y dulce
llego antes que ella a mi presencia.
- Hola… que puntual eres David,
Me di la vuelta muy despacio y de abajo hacia arriba la fui
escaneando: unos zapatos finos (seguramente de buena marca) unos tobillos
delgados y piernas finas y un tanto bronceadas pero del color de una avellana.
Un vestido corto de color morado a tono de los zapatos, una cintura delgada y
un cuerpo delgado cubierto de una chamarra de piel. un peinado en capas con un
pelo negro intenso, finalmente una cara bella, mas aun que en sus fotos.
- No me gusta llegar tarde a ningún lado, menos a verte a ti
corazón.
Un besito en la mejilla fue nuestro primer contacto, la tome de
la mano y la invite a sentarse en una de las banquitas, unos minutos de charla
obligada y las primeras risas resaltaron lo hermoso de su sonrisa pero al mismo
tiempo sus ojos tenían un brillo lujurioso pero sabía que esto no sería tan
sencillo, lo cual me encantaba.
- Tú eres de aquí… ¿Dónde vamos?
- ya verás… - Me dijo tomándome de la mano levantándome.
- Wow, te ves muy guapa, más aun que en tus fotos.
- Tu también tienes lo tuyo corazón.
Caminamos y entramos en un lugar escondido en el primer cuadro
del pueblo, un bar oscuro con luces de colores y mucha gente nos daba la
bienvenida con un aire cálido y mesitas con sillones de vini-piel, música de
David Ghetta, era lo que sonaba al llegar, nos sentamos y pedimos unos tragos,
charlas, risas y mas tragos nos hicieron ir a la pista a bailar.
Nuestros cuerpos ya estaban en calor y nuestras mentes
totalmente desinhibidas por el alcohol, nuestros cuerpos se pegaban demasiado y
en un momento, nuestros labios se rozaron, nos miramos sorprendidos y luego de
una sonrisa, nos besamos frenéticamente en medio de la música y las luces.
Nos empezamos a tocar y a besar con locura, a pesar de tanta
gente, la oscuridad fue nuestra aliada, por momentos ella tenía su vestido en
la cintura dejando sus piernas y trasero descubiertos. Nos arrepechamos en la
pared, nos besamos como desesperados y nuestros cuerpos estaban listos para
cumplir su objetivo.
Mis manos tocaron su vagina y ella suspiraba excitada, aun por
encima del vestido pude sentir su alta humedad, ella toco mi paquete, estaba
duro queriendo salir. Se asomo al baño de damas y miro despejado el gran
espejo, su mano me jalo, nos metimos en uno de los cubículos del baño de
mujeres.
Sin dejar de besarnos, ella desabrocho mi pantalón y libero mi
pene del bóxer dejándolo expuesto, majestuoso entre sus manos, lo miro, sonrió
y, comenzó a masturbarlo. Yo recorrí los tirantes de su vestido y chupe sin
mesura sus pechos, mordía sus pezones, los lamia con la mente embriagada de alcohol
y deseo, mis manos subieron su vestido, ella recorrió su delgada y diminuta
tanga. Saque un preservativo y me lo puse, ensalive la punta y se lo metí. Ya
jadeando como perro en su cuello, ella se acomodo más para introducirlo bien,
en cuanto estuvo adentro, comenzamos a coger con calentura de ebrios.
Cogimos sin medir tiempo ni ruido hasta que unos golpes en la
puerta nos interrumpieron recobrando la realidad, aun así, seguimos con el
extra de la adrenalina de sabernos descubiertos pero cuando las chicas que
golpearon la puerta comenzaron a llamar a seguridad, nos vestimos y nos salimos
del baño.
- Hey jóvenes no pueden permanecer en este lugar, les pedimos de
favor abandonen las instalaciones por la queja que unas chicas dieron de
ustedes.
Con risas más que con vergüenza, salimos del bar tomados de la
mano y aun con rubor en las mejillas, en la puerta del bar nos besamos y ella
subió su pierna en mi cintura, la cual acaricie con pasión, parecíamos perros
en celo. Le propuse ir por unas cervezas y terminar en un lugar tranquilo, y
fuimos a un OXXO por ellas.
Subimos a un puente peatonal, a la mitad, nos detuvimos a
besarnos otra vez, ella saco mi miembro y se inclino a chuparlo, las luces de
los autos bajo nosotros me llenaba de excitación y adrenalina. Le regrese el
favor y ahora, chupaba su sexo, la hice mojar hasta que ella no pudo más.
- Me encantas abogada, y me encanta que seas tan caliente.
- Pues no lo era pero… contigo salió mi lado más caliente.
Vamos, cógeme aquí frente a todos.
Un beso más y ella se puso de espaldas recargada en el barandal
del puente, sin condón, la penetre y la cogí duro chocándola rápido sobre los
automovilistas, su humedad me mojaba el pantalón y sus pezones eran fuertemente
apretados por mis manos. Sus gemidos eran fuertes pero el ruido de los carros
los tapaba a ras de suelo.
Termine dentro de ella pero me seguí moviendo porque ella estaba
cerca de su orgasmo, ya con el pene adolorido la hice llegar y ella tembló como
potro recién nacido dejando caer un chorrito en el piso del puente.
Una noche que aun no terminaría, una amistad que jamás moriría…
aun ella y yo nos seguimos mensajeando y de vez en cuando; sin importar mis
compromisos o los de ella, nos dedicamos tiempo saliendo a bailar otra vez.
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