Porque despiertas cada una de las sensaciones en mi interior siendo un mejor hombre cada mañana
lo que me mueve a perder la razón con cada mirada, palabra que trasmites
con cada una de las expresiones que adorna tu rostro,
Por la manera en que haces que todo, tenga sentido en mi vivir
Por haber iluminando todos mis días con el brillo de tus ojos desde que te conocí.
Me has gustado tanto que has conseguido despertar tan alto mi mundo lleno de fantasías
que me atemoriza al creer que mi sueño puede chocar contra la realidad,
si acaso tu decidieras no soñar más.
No podría encontrar la felicidad,
pues tu sonrisa es lo único que llena mi vida.
Tiemblo cuando tus manos tienen un roce con las mías,
Cuando tu mirada se cruza en la mía es difícil no mostrar encanto de sus efectos,
Siempre ansío el momento en el que nuestras pupilas se crucen
aunque sea durante el segundo más ínfimo,
porque me basta tener un solo y diminuto recuerdo
de las cosas maravillosas que puedo contemplar en tus ojos verdes.
Quiero andar por tu mismo camino
y observar las cosas que ves en el Destino,
la emoción al correr...
cierras tus ojos, piensas que eres la mejor en todo los campos de mi imaginación
...voy llegando a la meta de tu inspiración
Dando cuenta que has hecho arder
en mi, la llama del... Amor.
Llegar a conocer como se sienten tus labios contra los míos,
pues mi más grande anhelo se ha convertido en tu boca
y la piel en su color,
que ha conseguido quitarme el aliento aún sin tener la certeza de su sabor que provoca.
Decir que me gustas, es poco para describir lo que realmente siento
que va mucho más allá de cualquier cariño que haya podido profesar
eres la razón que justifica mi existencia, mis palabras y mis acciones lo puedo confesar.
Solo tú tienes el poder de hacerme vacilar y al mismo tiempo llenarme de emociones.
En estas líneas te digo:
Por que me gustas, porque me gustas tanto...
a si como te vistes, como se levanta tu cabellera,
como tu boca sonríe ligera como agua de manantial, sobre las piedras puras...
...así me gustas.
Carlos Alberto Castro Blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario