Estoy
nerviosa, se acerca el momento de verle y quiero estar perfecta. Busco en el
armario la ropa más sexy que encuentro y enfundada en el abrigo salgo hacia su
casa.
Llego pronto pero no puedo esperar más y llamo al timbre. Me
abre y subo con el corazón a mil por hora. Abre la puerta y... ahí está, tan
guapo como hace 8 meses que fue la última vez que nos vimos en esta misma
situación. Lleva unos calzoncillos apretados, me dice que acaba de salir de la
ducha, y pienso en que quizás debí llegar más pronto todavía y ducharme con él.
No hay tiempo para decir nada más, pues me agarra de la mano y me empuja fuerte
contra él. Tiro mi abrigo al suelo y nos empezamos a besar con tantas ganas que
siento un pequeño mordisco en mi labio, pero uno de esos mordiscos tan sabrosos
que dan ganas de más.
Mientras
me besa me va quitando rápidamente la ropa, siento sus ganas de acariciarme y
sentir mi piel, al igual que yo estoy sintiendo la suya. De repente noto su
mano acariciarme entre mis piernas, suelta una pequeña sonrisa y me dice que le
encanta que vaya a verle así de excitada.
Me lleva a la cama, donde seguimos besándonos y buscándonos con
las manos. Me encanta su olor, su calor, sentir como sus manos me van poniendo
la piel de gallina a cada centímetro que me toca. Siento como poco a poco me
introduce los dedos en mi vagina, primero uno y luego dos, los mete y los saca
mientras observa mi cara de placer. Me cambio de postura y busco su pene, está
como a mí me gusta, duro, caliente y esperándome. Él está sentado y yo me pongo
de rodillas, mientras él sigue metiéndome los dedos, ahora ya más fuerte, yo
entre jadeos empiezo a chuparle el pene, primero suavemente, lo quiero mojar
bien, lamo con ganas desde abajo hacia arriba, también me ayudo con la mano
para que no pare el ritmo. Sigo chupando cada vez con más ganas y más rápido,
sin dejar de mover la mano también, succiono y lamo, una y otra vez, hasta que
me levanta la cara y con un movimiento seco me tumba y se pone encima. Sin
dejar de mirarnos a los ojos siento cómo su pene entra en mí, me embiste una y
otra vez y yo no puedo estar más excitada, se acerca a mi cara y me besa, me
encanta olerle, respirar en su cuello, apretarle fuerte con mis dedos
pidiéndole que no pare nunca.
A
continuación me pide que me levante y se coloca detrás de mí. Yo me apoyo en
mis rodillas y me inclino hacia delante. Siento otra vez cómo me embiste
mientras me agarra los senos y me aprieta suavemente los pezones, no puedo
evitar derretirme. Ahora soy yo la que siente su respiración en mi cuello,
jadeo sin parar para evitar explotar de placer.
Volvemos
a colocarnos uno frente al otro, él encima de mí, y entre besos y caricias, me
coloca los brazos hacia atrás, agarrándome, dejándome totalmente inmovilizada.
Me tiene totalmente dominada y eso me gusta. Le miro y sus ojos están clavados
en los míos, y sigue follándome sin parar con fuertes y rápidos movimientos.
Siento que mi cuerpo está a punto de explotar, siento muchísimo placer hasta
que finalmente el orgasmo se apodera de mí. Él siente mis contracciones y eso
le excita aún más, siento su fuerte respiración mientras repite mi nombre
hundiendo su cara entre mi pelo... terminamos entre lentas sacudidas, y nos
quedamos tumbados mientras nos recuperamos.
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