1 de febrero de 2017

Un verdadero Golpe de Suerte.

Un golpe de suerte y una verdadera demostración de karma. Así se podría definir lo que le ha pasado a Reggie Cabututan, un taxista filipino de 30 años de edad que trabaja en la ciudad de Baguio (Filipinas) que se enfrentó de manera correcta a una imprevista tesitura. 
Cabututan descubrió en el maletero de su taxi que uno de sus pasajeros había dejado olvidadas sus pertenencias. En vez de quedárselas y fisgar en ellas por si hubiera algo de valor -algo que seguramente fuera cierto, porque la persona que se las había olvidado parecía tener dinero-, decidió volver sobre sus pasos e ir en busca de su verdadero dueño. 

Y Reggie encontró al olvidadizo pasajero, que apreció tanto su gesto de honradez que le concedió dos favores: uno, un mejor puesto de trabajo, y dos, una beca para su hija. 
No, el pasajero no era el genio de Aladín, sino un ciudadano australiano llamado Trent Shields, multimillonario y dueño de la empresa Calle Uno. “Todo lo que hice fue volver a atrás para devolverle sus cosas cuando me di cuenta de que se las había olvidado en el taxi”, asegura en declaraciones que recoge Antena 3.
Al parecer, Shields se había dejando olvidado su ordenador portátil, su pasaporte y su cartera, con una bonita cantidad de dinero dentro, además de la maleta con toda la ropa del ejecutivo. 
Pero el taxista le pudo encontrar y le devolvió todas sus pertenencias. En agradecimiento, Shields y el ayuntamiento de Baguio han decidido ofrecerle un mejor puesto de trabajo al conductor, al que accederá una vez supere un curso de seis meses. Mientras está estudiando, sus hijos disfrutarán de una beca y su familia recibirá una ayuda económica para poder sobrevivir mientras el cabeza de familia estudia para desempeñar mejor su nueva ocupación.
En la ceremonia en la que se organizó en honor del taxista, Shields reconoció que sin sus pertenencias habría sido muy difícil salir del país, y que el gesto de Reggie fue de una gran honradez, sobre todo porque lo que el australiano se dejó olvidado en el coche tenía un valor superior al millón de pesos filipinos (casi 19.000 euros). 
Sin duda un ejemplo de ser humano... quizá pudo darle dinero pero creo que lo que le dio fue mucho mejor que cualquier recompensa monetaria ya que el dinero se va y la experiencia y estudio se quedan para toda la vida... bien por el taxista...

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